jueves, 30 de octubre de 2008

De Huracanes y otros treinta y unos de octubre



La víspera de Todos los Santos (Halloween, para modernitos, filosajones y juerguistas amantes de la mascarada en general) ha sido siempre una fecha de turbulencias, descalabros y otros maremotos. Repasando por encima estas fechas, se vienen a la cabeza algunas preguntas en perspectiva.

Tirando de repertorios efeméricos, podemos recordar que un día como tal, en el año 1541, Michelangelo Buonarroti daba por finalizado su Juicio Final, cataclismando el arte y la estética posteriores de manera inevitable.

¿Sería posible un Michelangelo en nuestra cultura actual, que denosta hasta el extremo la excelencia en pro de la rápida digestión?

La turbulencia miguelangelesca no fue nada, podría decirse, pues ese mismo día, pero unos años antes, en 1517, Martín Lutero había clavado sus 95 tesis y alterado para siempre la historia de Occidente, como si de un hombre movido hacia el pasado por la Máquina del Tiempo se tratase.

¿Tendremos la visión de reconocer semejantes cambios convulsos si ocurren ante nuestros ojos?

En la madrugada del 31 de octubre de 1926 Harry Houdini, el gran ilusionista, murió después de haber sido golpeado voluntariamente por unos estudiantes admiradores suyos que trataban de comprobar su mítica resistencia.

¿Fallecerá nuestro capitalismo, herido por los golpes que nosotros mismos le hemos infringido?
El último día de octubre de 1984 fue asesinada la primera ministra de la India, Indira Gandhi, herida con 31 impactos de bala, y poniendo ante nuestros ojos la fragilidad de cualquier personalidad gobernante, exponiendo que incluso los símbolos mueren, por muy democrática que haya sido su elección.

¿Respetarán algunos al gran hermano Barack Obama si llega a la Casa Blanca?

Para terminar, y con duelo, por estos días, hace exactamente diez años, el huracán Mitch estaba arrasando Centroamérica, desatando una ola humanitaria y poniendo tras millones de orejas una mosca (¿real o engordada?) llamada "cambio climático".

¿Acierta Aznar, o lo hacen los miles de científicos que opinan lo opuesto?


"El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era". Paul Valéry

miércoles, 29 de octubre de 2008

¿Ha tratado John McCain de ganar estas elecciones?


La simple, quizás simplona o simplista, pregunta que da título a esta tardía entrada, puede ser la clave de todo cuanto ocurra a partir del IV de noviembre del 2008. Pues ahora resulta que el Partido Republicano no está del todo satisfecho/orgulloso del trabajo realizado en su campaña presidencial por John McCain.

¿A qué campaña se refieren exactamente?

¿A la del fontanero Joe? ¿Al "hallazgo" Palin? ¿Al descontextualizado y vacío mensaje de "no voten al negro socialista y burócrata, vótenme a mi"?
Honestamente, creo que McCain ha planteado esta campaña como un punto y final.

"El final del verano llegó y tu partirás..."

Punto y final para él, que se retirará, si pierde, con el honor de haber probado La Carrera, la disputa más importante de la política mundial, y haber sacado "buenos" resultados. "Fue un patriota, fue un buen hombre en las primarias, pero finalmente se desinfló ante el tifón Obama", podría ser su epitafio político que, no obstante, no calmará la profunda decepción de quienes esperábamos (me incluyo) algo más que Sarah Palin y cuatro conceptos tópicos de parte del gran partido al que el Old Jack representa.

Punto y final de un sistema político caduco, el del ínclito G.W.B. y su administración (hic iacet), que ha pasado de ser el presidente elegido con mayor número total de sufragios a ser el que más úlceras y despotriques provoca cuando la gente es encuestada sobre su "gestión" (¡en solamente cuatro años de margen!), demostrando con su sola figura histórica una de las principales y más sospechosas miserias de nuestro sistema político: con la adecuada estrategia y un expeditivo manejo de un aparato político engrasado, cualquiera puede ganar unas elecciones democráticas.

Punto y final de una óptica de la economía y el negocio reagan-tatcheriana, basada en el principio de la cueva de los 40 ladrones, dónde una gran empresa que antes enriquecía a una familia ahora enriquece a 20 consejeros delegados, con sus respectivos deportivos, y demás fauna bursátil y especulativa.
Imagino que McCain ha intentado ganar las elecciones. Es lo mínimo. Y debo imaginarlo, porque no conseguiría entender facilmente que las perdiese contra un senador joven y negro, urbanita, que tiene como segundo nombre Hussein, que dejó para el arrastre a la Mujer más relevante de la reciente historia política estadounidense, y que, por si fuera poco, promete tomarse un coffee con el primo Mahmud. La realidad es que nunca ha habido un presidenciable más fácil de batir, con más fisuras y lineas de ataque sin controlar, incluso dentro de su marca electoral. Y nunca ha habido una campaña más torpe, tópica, mal orientada y catastrófica que la del Héroe. Sólo esperemos que, gane quien democráticamente gane, no se contagie del exceso de deméritos de su rival.
"Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística".
Jorge Luis Borges

sábado, 18 de octubre de 2008

Algo huele a podrido en Austria




"Miles de austríacos han dado hoy el último adiós a Jörg Haider, el dirigente ultraderechista que falleció hace una semana en un accidente de tráfico. Unas 25.000 personas asistieron al velatorio de Haider en la capital del Estado federado de donde era gobernador desde 1999".


Personalmente no me enorgullece que el segundo pensamiento vertido en este neonato canal de comunicación con el vacío/lleno del ciberespacio sea también un comentario político. Pero la lectura de la noticia no me deja opción, al menos en conciencia.




Resulta una obviedad el derecho humanitario del duelo por un ser próximo. El sepelio de los difuntos es una norma básica de la moral occidental, aun cuando en algunos casos, que tocan cercanos, se haya puesto en duda (quizás otro día hable de las cunetas españolas...).


Desde luego, la muerte de una persona no debería ser un motivo de regocijo para nadie. Pero hay un hecho incontestable, y es que unos 25.000 ¿ciudadanos de la Unión Europea? han rendido lacrimógeno homenaje a un político que hacía de la intolerancia visceral y el nacionalismo excluyente y agresivo su bandera política, y que se mató por rebasar los límites de velocidad impuestos por ley y cordura tras una fiesta jolgorio considerable. Y, para redondear su figura, con la divisa seudoesvástica se había recientemente aupado al éxito electoral en ese pequeño desconocido de la eurozona que es la cuna de Wolfgang Amadeus Mozart.


Leo la pasión de los seguidores de Haider, y no puedo dejar de recordar a aquellas enfervorecidas manos alzadas que llenaban el estadio olímpico de Berlín en 1936. Quienes, como docentes o ilustrados, hemos alguna vez intentado desentrañar, para familiares y alumnos, las causas del ascenso de los totalitarismos en los años 30 del pasado siglo, deberíamos alegrarnos. Ya no nos necesitan para explicarles el nazismo o el fascismo italiano. Ya están aquí. De nuevo. ¿O nunca se fueron? ¿Podremos resistir sin nuestro Jesse Owens del 2008?


Todavía recuerdo, con añoranza, que mi profesor de Historia del Mundo Contemporáneo debía dedicar un par de esforzadas clases para que su grey, no precisamente sensible, comprendiésemos cómo era posible que un grupo de racistas exterminadores devotos de un credo de raza superior llegaran a poner en jaque al mundo "cuerdo". ¿No se les vio venir? O mejor dicho, ¿nadie se dio cuenta de que Adolf Hitler tenía cara de enfermo mental, ojos extraviados de "matajudíos" empedernido? ¿No se pudo evitar antes? Creo que redordaré toda la vida a Diana, una encantadora compañera, no exenta de atractivo físico, que con diecisiete años cumplidos se preguntaba, con asombro y llena de lógica: "¿pero cómo les dejaron "los demás" gobernar, si eran malos?" ¿Quién es responsable?


Ahora vemos que no todo es tan simple. Basta un vistazo al Telediario para comprender muchas cosas de nuestra (¿cíclica?) historia europea. Haider es el ejemplo. La exclusión sectaria siempre tiene garantía de éxito. Es como la Coca-Cola, los trajes de Armani o Pamela Anderson: nunca pasan de moda, porque conectan a la perfección con algún resorte de nuestro mundo interior. En el fondo, pienso en los norteamericanos, que nunca acaban de fiarse de que en la vieja Europa no montemos la Tercera Guerra. Y, sub letera, no parece que les falte razón.


Todo se debe a lo vendible de cierto género de "pornografía política". Productos de uso y consumo voraz, que surten las bajas pasiones del integrismo humano, salen de los medios de comunicación a diario. Son los V-2 del momento. El Zara del candelabro: un producto barato, inmediato, y de total satisfacción. ¿Estamos a salvo? ¿O debemos empezar a airear la palma de la diestra, para practicar? Resuena la "cuchillería larga" por el fondo del valle, e incluso Juanes habla de "camisa negra". O quizás me estoy volviendo paranoide, pero ni siquiera Usain Bolt me parece tener la elegancia necesaria para ser a Obama lo que Owens fue a F.D.O., que en su gloria esté.


"Todas las guerras son santas. Os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte." Jean Anouilh

miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Y si Obama, finalmente, pierde las elecciones?


Fuente: www.elpais.com


2:45 hora española

Preparado para ver el último corral de las Elecciones 2008, aunque mañana sea laborable. Dicen que Obama va de calle en las encuestas. Dicen que McCain representa lo viejo. Sarah Palin ya parece un chascarrillo, una nota al pié desafortunada en una monografía olvidable.

Un signo de interrogación grande me roza las orejas, vestido de verde y con bombín, como en los buenos tiempos de Frank Gorshin.

¿Y si Obama pierde las elecciones?

"Nunca choveu que non escampara", como dice el sabio galáico. Y de lluvia, por aquestos lares, se sabe bastante. Pero no es menos cierto que nunca ha llovido que tanto haya rebotado en las paredes de nuestros tímpanos. A tal punto que los conceptos de "crak" y "1929" han entrado en el breviario de pescadería de las amas (y amos) de casa de medio mundo.

El limpiabotas de Rockefeller lee las páginas salmón del diario, y el Dow Jones es más familiar que el James Stewart.

3:oo hora española

Comienza la "fiesta" de la democracia mundial. ¿Para cuándo unas elecciones pseudo-globales? Al menos evitarían esta comezón de que lo que pase en noviembre nos va a afectar más que nuestras propias elecciones domésticas.

Del limpiabotas de Rockefeller pasamos al fontanero de McCain, que parece ser que le advierte de que el sueño (norte)americano de Obama no es el del resto de norteamericanos. Llegan las rebajas, y lo dantesco del Corte Inglés no es nada comparado con las carreras de los candidatos por bajar el cheque.

Me gusta Obama.

Me gusta su corbata roja, su aire de pulcro profesor adjunto. Su corte de pelo y su perfil de trompetista de jazz también ayuda. Miles lives!.

Personalmente me seducía el apellido Clinton en el ticket demócrata. Quizás un cierto romanticismo, que me llevó a ver al Senador Junior de Illinois como un mosquito algo molesto en los inicios de precampaña. La pelea por cabalgar el asno superó un cierto umbral de tolerancia (¿un negro vs una mujer?), mientras que en la acera de enfrente el asiento de domador de elefantes parecía una silla caliente. Finalmente, un héroe americano octogenario fue el elegido para ¿una derrota con honores?

Y en todo esto, explotó lo que debía. No nos rasguemos la enagua. Casi todos contaban con ello. Cualquier gestor de fondos bursátiles (o gestor económico en general) que diga que la crisis le coje de sorpresa debería ser cesado ipso facto. O bien por inepto, o bien por mentiroso. Y mientras, en Wall Street, venden hasta los ambientadores de pino. A un tal Paul Krugman le han dado un maletín sueco lleno de euros por llevar casi una década cantándonos el futuro. Que ya podía la Academia haberle endosado el Nobel hace un lustro, y quizás no estaríamos donde estamos. O sí.

http://www.elpais.com/articulo/semana/Dinero/cambio/basura/elpepueconeg/20080928elpneglse_5/Tes

3:30 hora española

Reaparece el fontanero de McCain, y me acuerdo de la niña de Rajoy. Cada vez comprendo menos la política del siglo XXI. Dudo si HAL 9000 será suficiente para nosotros, y ruego que F.D. Roosevelt no esté en ninguna parte, mirando a su país. El candidato republicano, en el rincón azul, parece preocupado del sexo de los ángeles. El aspirante demócrata, con calzón rojo, parece preocupado por hablar de Cosas. Al menos, de algunas.

Pero el tironeo de pelos siempre es agradable, tentador, y en medio de un tifón, con el capitán muriéndose en su camarote, el contramaestre y el timonel se acusan de halitosis.

Seduce el "Yes, we can". Pero también sedujo el "We are the world, we are the children", o el "Give peace a chance". Incluso resultó dulzón el "I'm loving it", y en estas estamos.

Por otro lado, no hay que desdeñar el factor George W. Bush, como combustible (todavía) vivo para cualquier campaña demócrata en 2008. En vista de lo desarrollado estos ocho años por el junior, y salvando las distancias evolutivas, un orangután de Borneo podría ser muy presidenciable, con una campaña adecuada y una candidata a vicepresidenta ex-miss Sumatra.

¿Es Barack Obama un genuino producto americano?

Hillary Clinton fue quizás la presidenciable más ídem que se recuerde. Y, al parecer, murio de éxito, arrasada por la ola de un joven senador negro y Scarlett Johansson cantando en black & white. ¿Tras esa corbata roja hay fondo de armario?

Opinan los expertos analistas (es decir, aquellos a quienes pagan por contar en público lo que el resto opinamos en privado) que, gane quien gane, nada será igual. Y la última pregunta en el Trivial Pursuit de estas elecciones es: ¿Y si, gane quien gane, todo sigue igual?

Anonimus IV

"En los albores de la tempestad vuelvo a vosotros." J.R.R.Tolkien