martes, 13 de enero de 2009

¿Y qué pasa con Boadella?


Estos días están los llamados "titiriteros" de cabreo considerable por el tema de Israel. No se cansa uno de leer en todas partes chorradas al respecto. Que si protestan contra Israel pero no han hecho nada al respecto de otros dramas humanitarios como el desastre de Darfur (frente bastante cubierto por los actores USA como Brad Pitt o Richard Gere). Debe ser que no recuerdan los viajecitos de los actores al Sáhara, con Fran Perea en plan Rodolfo Valentino. También se trata de desacreditar la manifestación del otro día por el eslógan, e incluso porque un cierto señor, terrorista vasco, asistió a la misma. Desde luego, si para desacreditar una manifestación sirve cualquiera, habría que preguntarse por qué no dicen lo mismo cuando en una movilización a favor de la "famlia" aparecen varias decenas de banderas franquistas y uniformes falangistas.

-

El caso es que me he acordado del asco que despiertan los titiriteros de la ceja en los muy modernos liberales españoles, y he decidido dedicarle mi primer post de 2009 al señor Albert Boadella. Este señor, de indudable talento para el teatro y un referente indispensable a través de su trabajo con Els Joglars, ha dedicado los últimos años de su vida a ejercer de Cindy Crawford: cambiarse de chaqueta como profesión. El tono habitual de su fantástico trabajo en Joglars era descarnar la sociedad con crítica feroz a la realidad del poder establecido. Pero parece que con el tiempo ha confundido la crítica con sus propios intereses.

-

En sus años jóvenes, Boadella fue catalanista y no poco Convergente. Defendió una y mil veces las ideas pujolistas pero, en su propia labor de criticar al poder, acabo por irritar de algún modo a la mano que le alimentaba. Entonces se acercó al PSC, según el mismo reconoció, no por convicciones sino para estar seguro frente a los ataques que recibía de sus antiguos camaradas. Es muy simple analizar los problemas del señor Boadella como parte de una indomable voluntad de crítica pero, lamentablemente, ese análisis es vacío y muy maniqueo.

-

Cuando vio que el ascendido PSC, en alianza con ERC, no estaba por la labor de mantenerle la subvención, empezó a denunciar una campaña de acoso a su persona y su obra. No deja de ser curioso en boca del director de una de las tres compañías escénicas catalanas que más dinero de la Generalitat ha recibido en las última década, pese a cosechar recientemente taquillas más que discretas. Su instinto le llevó por otros caminos, y la cosa se vio claramente cuando en 2005 participa en la creación del presunto partido político Ciutadans de Catalunya. Resultó al final que el antisistema de sus años jóvenes buscaba algo más sólido para su jubilación.

-

En septiembre de 2007 su ensayo de memorias "Adios Cataluña. Crónicas de amor y de guerra" ganó el XXIV Premio Espasa de Ensayo. En la presentación del libro, explicó que su adiós a Cataluña no era metafórico, sino real: anunció que no volvería a trabajar más en Cataluña ante el boicot que sufren sus obras en su propia tierra. Se le olvidó decir que ese boicot era por parte del público: no había alcanzado más del 50% de taquilla en sus dos estrenos previos. Al respecto, dijo: "Lo que no es normal es que hayamos estado llenando el teatro Albéniz de Madrid día tras día y que luego vengamos a Barcelona y no nos vaya a ver ni un alma". Curiosa teoría de la conspiración en la que sus ex-amigos políticos convencen a la audiencia para no ir a ver sus obras.
-

La gran apoteosis final del artista anteriormente conocido como Albert Boadella llegará este año 2009, pues según se anunció en septiembre de 2008, tras el ofrecimiento del cargo por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid, será director artístico del polémico proyecto del Teatro del Canal, el último dispendio madrileño que se inauguró con una fiestecita privada (900 invitados) que costó más de un millón de euros de las muy liberales arcas capitalinas (y luego ladrando por el gotéle de Barceló). Resumiendo, Boadella pasa a ser un mantenido como aquellos que tanto ha criticado en Cataluña, y Esperanza Aguirre gana para su causa a otro "antiguo militante de la perdición" como J.Losantos y compañía.

¿Criticará Boadella a Aguirre la mitad de lo que criticó a Pujol o Maragall?¿Le llegarán a llamar "titiritero", o es que los artistas se ennoblecen cuando se cambian a la acera de la derecha?

-

"Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya."
Eugène Ionesco

2 comentarios:

  1. Es lo que tiene pretender ser antisistema, coherente y pensionista de lujo!!

    Suscribo palabra por palabra tus críticas a los actores españoles. ¿Por qué será que cada vez que salen a la calle su causa empalidece o se diluye? Porque no tiene cabida ante tanto ego y autopromoción. Mal, muy mal.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Paula: gracias por los comentarios. El problema de hablar tanto de tantas cosas es que antes o después acabas por contradecirte gravemente con tus actos. Eso le ha pasado a Boadella y es una pena.
    Los actores españoles son como los de otras partes, pero el problema que veo en España es que los actores son los únicos VIP que se mojan con cierta naturalidad en temas políticos, mientras en los USA por ejemplo, aparte de los actores, los deportistas y los cantantes son muy activos a la hora de dar su opinión o defender causas.
    Eso sí, defender las causas de verdad y a fondo, y no para salir en la foto con la banderita o la palestina de El Corte Inglés.

    ResponderEliminar