lunes, 26 de enero de 2009

ZP on TV


En plena crisis de poder en el PP (o eso dicen), el presidente ZP aprovecha para ir por segunda ocasión a "Tengo una pregunta para usted", para intentar mejorar su imagen y explicar lo que hace y lo que no hace el Gobierno para esta crisis. Seleccionamos algunos highlights a modo de resumen de un programa donde la gente ha estado mucho menos amable que en la pasada ocasión y el debate ha sido más tenso, menos sonrisas y anécdotas, y sin preguntas sobre el precio del café. Es el primer post que dedicamos al presidente quien, a mi juicio, es un grandísimo político (el tiempo mostrará a las claras cuánto se va a seguir el estilo ZP en el futuro) y un administrador aceptable, correcto, aunque no brillante. Osea: un Obama, pre-Obama.
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Lanza su mensaje a las primeras de cambio: "cuando la crisis finalice, volveremos a crear empleo", y apunta los sectores donde cree que se crearán esos puestos de trabajo: "en energías renovables, telecomunicaciones, cultura..." Como es lógico, no menciona la construcción. El mensaje de ZP es claro, y esta frase resume su mensaje: la crisis va a pasar, y ahora estamos pensando en ese momento. Y que pase lo antes posible. La pregunta, lógica, de los ciudadanos es: vale, muy bien, la crisis va a pasar, pero... ¿si me quedo en el paro DURANTE LA CRISIS, qué hago?
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Pregunta de una asistente: "Me gustaría saber si me va a proporcionar a mi, y a cualquiera, un puesto de trabajo de calidad". En resumen, seguimos viendo al Estado como empleador: la principal utilidad del Gobierno es dar (o quitar) trabajo. No sólo es un planteamiento absurdo, sino profundamente injusto: nadie da las gracias a los gobiernos cuando se genera empleo, pero todo el mundo se acuerda de ellos cuando crece el paro. Para culparles, claro.
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Pregunta de un jubilado: "¿Cómo va usted a garantizar que el dinero que han dado a la banca llegue a las familias y las PYMES y no se lo queden ellos para sanear sus cuentas?". Ejemplo de hasta qué punto la ciudadanía está desinformada en todo este tema. ZP puntualiza, no han dado "un euro a la banca", sino que les han comprado activos, lo cual (en teoría) incluso dará beneficios al propio Gobierno. Obviamente no es lo mismo, pero es igual. Además, según ZP, lo han hecho todos los gobiernos, "para garantizar los ahorros y los depósitos de todos los ciudadanos". En resumen, se ha hecho porque no había otro remedio, y algo había que hacer. Lo cual es cierto, por mucho que cacareen los liberales aquella canción de que "no había que hacer nada" y dejar que el reajuste sea espontáneo. Pero eso, a la ciudadanía, difícilmente le va a convencer.
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Ahora, Zapatero se confiesa: "La crisis está provocando en España una mayor pérdida de empleo que en otras economías". Obvio. ZP señala a la desmesurada importancia del ladrillo en la economía anterior, y la mayor juventud media de los españoles frente a Inglaterra, Francia, Italia o Alemania. Acierta, y desde luego esa es una realidad, pero escurre el bulto a la hora de no mencionar que, si el ladrillo tenía tanto peso en la economía española, él como presidente ha tenido la responsabilidad de no cambiar esa situación antes. Se hubieran hechado a su cuello si lo hubiese intentado, pero debía haberlo hecho. La ciudadanía, según el presidente, "tiene que seguir consumiendo", no perder la confianza, porque la economía también es "un estado de ánimo". Tiene razón, pero a ver cómo confía en el país una familia en paro.
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"2009 va a ser un año difícil. Creo que a finales de 2009 podremos ver señales de recuperación". No dice a qué santos ha puesto velas para que eso sea así, porque la realidad, lo quiera Solbes o lo quiera el PP, es que no hay forma de planificar la duración o la dureza de una crisis: no sabes si mañana va a quebrar otra financiera, o si una megaempresa va a cerrar largando a 4.000 personas a la calle, endureciendo la crisis todavía más. Toda cábala de extensión de la crisis es una mera hipótesis.
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Pregunta de otro asistente: "Se ha arrepentido alguna vez de no haberse levantado (al paso de la bandera USA)". Es increible que, a día de hoy, sigamos con esto. Luego se quejan otros de que se siga hablando de Aznar por meternos en la Guerra de Irak, pero la realidad es que levantarse o no ante una bandera es una chiquillada (error de ZP, obvio), pero cuando mandas a las tropas a otro país los mandas a una situación de riesgo por puro capricho o conveniencia de tus intereses personales y los de tus amigos. El Presidente, sale por la tangente.
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"Nosotros tenemos una industria de armamento que exporta armamento", respuesta de pie de banco de ZP ante una pregunta de un traductor que le recrimina su discurso pacifista en contraste con el hecho de vender armas. Este es un típico debate occidental: todos los países occidentales desarrollados venden armas a los países menos desarrollados. ZP escurre el bulto, elegantemente, pero obviamente no puede explicar lo inexplicable: ¿cómo vamos a cerrar fábricas de armas, justo ahora que la gente se queda en el paro?
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"Si algo me quita el sueño, es sin duda la gente que pierde el empleo". ZP se psicoanaliza a si mismo, da una imagen humana, y probablemente haya ganado simpatías con esta frase. En su respuesta, calca el mensaje Obama (¿quién descubrió a quién?) para mandar un mensaje optimista y de futuro que calará en muchos: su objetivo en la TV era dar motivos a sus partidarios para seguir creyendo, no a sus detractores para que lo crucifiquen (para eso, siempre sobran). Como era de esperar, a la espectadora que hace la pregunta no le sirve la respuesta: los detractores ya tienen una imagen suya prefabricada, y da igual lo que diga. Ellos ya no necesitan escucharle para conocerle mejor que él mismo.
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Pregunta un sacerdote, sobre el derecho a la vida: "¿Usted cree que el embrión o el feto es un ser humano?". Interesante pregunta de un sacerdote, sin duda con buenas intenciones, al que le da igual que haya derechos similares en otros países ("eso me da igual", interpone). ZP se escaquea, y dice que no es "partidario de llevar a las mujeres a la cárcel" y sí lo es de que la interrupción del embarazo tenga "límites razonables". La pregunta le hace un favor al Presidente: se muestra como una persona con los pies en la tierra (en este aspecto, al menos, sí), y que quiere regular algo que pasa, y seguirá pasando, independientemente de lo que diga la Iglesia.
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Una joven le hace la pregunta más creativa y original: "¿Si usted estuviese en mi lugar, qué pregunta le haría al presidente del Gobierno?". Zapatero, contra pronóstico, se sincera, y su respuesta deja en evidencia mucha de la realidad. Si él fuera ciudadano, le preguntaría al Presidente "¿qué puedo hacer para ayudar a mi país a salir de la crisis?". Es decir, que él también querría saber qué tiene que hacer para quitarse de encima el muerto que le ha caído. O más bien, qué tendría que hacer para que la gente se diese cuenta de que no hace más porque, sencillamente, no hay más que hacer.
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"La política no es una ciencia exacta". Otto von Bismark

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