lunes, 9 de febrero de 2009

El derecho a la vida


El señor Silvio Berlusconi se ha propuesto convertirse en paladín del famoso “derecho a la vida”, del cual ya hemos hablado en el post anterior. Este engendro de la política demuestra un absoluto descaro, al tratar de imponer su deseo al de la propia paciente y el de sus familiares, alegando … Bueno, no, realmente no ha alegado nada, simplemente que evitará que suceda, y punto.
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El Vaticano está de acuerdo con él, aplaude y le respalda, como dejó claro el señor Bertone hace unos días en España. Y da igual que en toda Italia, país católico como pocos, la mayor parte de los ciudadanos estén con la familia de Eluana. Lo importante para Berlusconi es que SU ideología no está de acuerdo que se ponga fin a casi dos décadas de estéril sufrimiento de los familiares de la chica. Porque ella, por desgracia, hace ya diecisiete años que no siente nada. Pero ya sabemos que a ese paladín de la derecha europea, el único hombre capaz de prometer que si ganaba las elecciones el AC Milan ficharía a Ronaldinho (y de prometerlo... ¡¡en Roma!!), a ese señor amante de la buena mesa, el canto y las mujeres con pechos operados, le importan un pimiento las personas o la ley. Ha tenido que ser Giorgio Napolitano quien, sacudiéndose la gruesa capa de polvo provocada por su inactividad simbólica como Presidente de la Reppublica, ha apuntado que los intentos de Berlusconi podrían ser anticonstitucionales. Menos mal, ha sido el único en darse cuenta.
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Como en otros casos, el principal problema es la gente que no puede (o no quiere) ponerse en la piel de esta chica y de sus familiares. Y aún peor, alguna gente, más de la que podríamos pensar, poseída de su fanatismo, cree que el sufrimiento de la enfermedad es un don divino, como se ha molestado en poner en el ojo del huracán una valiente película "goyizada". Alegan causas éticas y religiosas y, para mayor delito, afirman que puede ocurrir “un milagro”. Se entiende que con “milagro” se refieren a que la chica se despierte. Pero por favor, seamos serios. Después de diecisiete años postrada en una cama con las constantes completamente desplomadas, lo peor que le podría pasar a una persona es despertarse del coma. Porque sería el pasaporte a una muerte segura, provocada por un cuerpo totalmente debilitado que hace mucho tiempo ya que no está vivo. De hecho, la mayoría de personas que salen de un coma similar mueren en cuestión de horas, eso sí, tras el sufrimiento que debe suponer ver tu testamento ante tus ojos, saber que no puedes hacer absolutamente nada, y ni siquiera poder celebrar tus últimas horas con la gente querida en una cena con langosta y champagne.
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El argumento más rastrero en toda esta guerra, que es totalmente ideológica, es la justificación de que los padres se quieren "quitar de encima" a su hija. Suena fuerte, suena rastrero, pero es el argumento favorito de los "defensores de la vida", que dicen que la muerte de Eluana solamente servirá para mejorar la vida de sus padres y que, por eso, sus padres quieren matarla. Como si ver morir a un hijo no fuese el mayor dolor que puede sentir un padre, como si ver a tu hija muerta en vida no fuese todavía peor, más macabro, sabiendo que no hay recuperación, ahora resulta que los padres quieren deshacerse de su hija para seguir adelante con su vida. Los que defienden semejante idea, ni siquiera merecen que se les lleve la contraria.
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El padre, que está demostrando una capacidad sobrehumana para evitar darle de bofetadas al cavaliere, ha invitado al señor Berlusconi a visitar a su hija y verla con sus propios ojos. Para comprobar si ese señor tan “ético” sigue pensando igual después de ver lo que queda de una persona cuando lleva diecisiete años en coma y alimentada por un gotero. Porque, a pesar de la intoxicación de los medios, que muestran sin cesar fotografías de una Eluana joven, sonriente, lozana y llena de energía, la gran verdad en todo esto es que esa persona ya no está entre nosotros. Y lo que queda de ella merece el respeto y el derecho a descansar en paz de una vez. Y si la Iglesia quiere hacer algo al respecto, que le hagan un funeral multitudinario en San Pedro: seguro que se lo merece más que muchos beatos.
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"Una muerte bella honra toda la vida.". Francesco Petrarca

2 comentarios:

  1. no suelo regalar elogios a nadie,
    (y como dice luis aragones:
    "a lo largo del dia
    digo mas veces -¡vete a la mierda!-
    que -¡buenos dias!-")

    pero tus ultimos artículos
    me han gustado mucho...
    ¡chapeau!

    creo que en los ultimos tiempos,
    tus artículos han dado
    un gran salto de calidad...

    me han sorprendido su profundidad...
    ¡sigue así, amigo!
    ¡te seguiré leyendo!

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  2. Anónimo: muchas gracias. Prometo que se me subirá a la cabeza.

    PARA COMPLEMENTAR EL POST:

    1-El padre nunca quiso “matar” a su hija. De hecho, esperó casi una década por una recuperación (en contra, por cierto, de la voluntad expresada de la propia hija), antes de emprender las acciones pertinentes, y estas tuvieron lugar tras dictámenes médicos contrastados que decían que nunca se despertaría.

    2-En Italia (como en España) hay formas más rápidas y discretas de practicar la eutanasia si lo que quiere un padre es no tener que estar más tiempo al pie de la cama de su hija vegetativa. Básicamente, tres:

    A-Simplemente, mudarte a Holanda (las “familias vegetativas” italianas, y también las españolas, muestran una afición interesante por el aroma de los “polder”). Esta opción se la han recordado al señor Englaro en múltiples ocasiones, entre ellos su abogado, e incluso algún representante de la Iglesia (imagino que en suelo protestante no computan los pecados).

    B-La eliminación “discreta”, previo pago bajo cuerda a algún profesional que haga este tipo de trabajos. Al parecer, cobran entre 300 y 6.000 €, según el grado de discreción, y si lo haces en el Sur (vía residencias controladas por la Camorra), parece que garantizan que nunca se va a enterar nadie.

    C-La más común en España, habitual en USA, y también disponible en Italia: anotas a tu pariente terminal a un estudio clínico muy ambicioso, en una clínica privada, donde te dan unas espectativas de supervivencia inferiores al 1%. En la clínica utilizan a tu ser querido por el bien de la ciencia médica, y experimentan con él “procedimientos paliativos” para el estado terminal. A veces, hasta te pagan.

    3-Como según Englaro, su hija no era (A) una fujitiva, (B) una criminal, ni (C) una rata de laboratorio, este padre tan “interesado” en quitarse de encima a su hija en coma acudió A LA JUSTICIA. Se ve que prisa no tenía. Sólo decir que la justicia Italiana es todavía más lenta que la española, y está todo dicho. Hasta que la justicia de dió la razón (y eso son 10 años, con lo cual se le ha empantanado bastante el tema para haber querido “descansar” del asunto), no hizo absolutamente nada para poner fin al sufrimiento de su hija.

    4-Aún teniendo en su mano la razón judicial, que validaba el derecho del padre a tomar la decisión de poner fin a la vida de su hija, buscó una vía que eximiese de culpa a los facultativos y, por supuesto, a la familia. Imagino que se esperaba cualquier cosa de los magníficos políticos italianos. No lo olvidemos, en Italia la eutanasia es delito, por mucho testamento vital que hagas (allí, como en muchos países, no tiene validez), eso le sirve al juez para entretenerse un rato.

    5-Se optó por la opción más legal, que no la mejor. Quizas habrían preferido un cocktail de medicamentos que “parase” a la chica, pero eso sería eutanasia, es decir, asesinato. Y sí, la dejaron morir de inanición, en 2009. Según sus médicos, incluso según las monjitas que la atendieron durante años (malas católicas ellas), la mujer podría haber muerto de una embolia en 2011, de un infarto en 2015, o ahogada por sus propias secreciones (esas que la obligaban a mantenerla en posición fetal para que no se ahogase) cualquier día que la auxiliar no la girase con la frecuencia debida.

    Ahora nos queda decidir si inanición duele más o menos, o es más o menos indigno, que la embolia, el infarto o las asfixia pulmonar. Al parecer, lo mismo, pues como persona en EVI, no sentía el dolor. Y también preguntarse ¿quién ganaba y qué ganaba manteniendola viva hasta 2020?

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